Este acto enfureció mucho al rey y amenazó con ejecutar a Triboulet. Después de tomarse un momento para calmarse, el rey decidió perdonar la vida de Triboulet si podía pensar en una disculpa que fuera más ofensiva que lo que le acababa de hacer al rey.

Triboulet pasó a decir: “¡Lo siento mucho, su majestad, es que no lo reconocí! ¡Te confundi con la Reina!”

La respuesta de Triboulet, aunque inteligente y de hecho más ofensiva, rompió una orden establecida que prohibía a nadie burlarse de la reina. El rey decidió proceder con la ejecución, pero permitió a Triboulet elegir cómo moriría. Con su vida en juego, Triboulet respondió: “Buen señor, por el bien de San Nitouche y San Pansard, mecenas de la locura, elijo morir de la vejez”.

El rey sin palabras no podía hacer nada más que reírse. Canceló la ejecución y decidió simplemente desterrar a Triboulet.